Es el momento de hacer una pausa en mi ajetreada mañana. Cinco minutos de ausencia no repercutirán demasiado en mi carga de trabajo. Además, me ha cundido bastante la semana y llegaré a presentar mi informe en la fecha prevista.
Me dirijo a la cocina sin pensarlo más, dispuesta a desentumecer un poco las piernas. Lo de estar sentada sin tenerlas cruzadas me cuesta horrores, y aunque las separo cuando me doy cuenta, a los cinco minutos ya he vuelto a las andadas. Con el humeante café ya en mano y sentada en el taburete, empiezo a trastear con el móvil. Reconozco que no sé estar sentada sin más, sin hacer nada, pensando tan solo, así que, tras revisar notificaciones variadas, decido asomarme a una de esas aplicaciones para conocer gente.
Estoy dada de alta en varias y, aunque tienen sus matices, al final son todas bastante similares. Estoy venga a pasar fotos de los diferentes candidatos que me ofrece la aplicación según el filtro elegido.
No.
No.
¡Hum! Tal vez...
No.
Ni de coña.
A ver... Amplío la foto un poco .... No.
No.
No.
¿Y este? Pincho el icono del perfil. Leo en diagonal los datos principales. Nada. Muy simple y muy bajito.
No.
¡Uf, por favor! Ni hablar. Menudo imbécil. Si es que a veces se sabe sin leer ni un dato.
No.
No.
No os podéis hacer idea de las fotos que la gente pone para, de algún modo, venderse. ¡Que es que son elegidas por ellos, eh! Que las han puesto voluntariamente y, digo yo (aunque a veces lo dudo) que han hecho un poco de selección previa, que se lo han tenido que pensar, vamos. Pero con un simple vistazo, e independientemente del aspecto físico, ya hay fotos que tienen el "no" por adelantado.
No.
No.
Nnn... ¡¡Espera!! A ver...
Miro las fotos restantes. No parecen falsas, aunque eso nunca lo sabes. Puede que no se trate de las fotos de un famoso, como hacen muchos, pero a veces, aunque reales, son de hace diez años o más. Pero... me gusta lo que veo de momento. Sonrío. Entro al perfil, a leer qué tiene que contar. No es muy extenso, pero no tiene faltas de ortografía y destila optimismo y vitalidad. Sonrío de nuevo. Este Just_Be —su nick en la aplicación— invita a dejarse llevar. Decido darle al "Sí", a ver qué pasa.
Termino mi café y vuelvo a la tarea. Quedan apenas un par de horas para salir de la oficina. No han pasado ni diez minutos cuando me llega el beep del móvil. Me asomo con curiosidad y compruebo encantada que he tenido un match con Just_Be y me ha enviado un mensaje.
Como ya tengo todo hecho, contesto a su mensaje y nos enfrascamos en un divertido y refrescante chat. Todo fluye natural. Me divierte y me excita. Me propone que nos conozcamos y, casi como un reto, sugiere que pasemos el fin de semana juntos, pero quedando en otra ciudad diferente a la nuestra. Me parece una idea sugerente que de pronto me conquista, y me encanta eso de dibujar un escenario en que ninguno de los dos sea el anfitrión. Me sorprendo a mí misma diciendo que sí pero también lanzo yo una propuesta por mi parte y le digo: "Encontrémonos en Barcelona. Y que no sea esta la típica cita. Libérate, no te midas, sé tu tú más real, actúa como si nos conociéramos de toda la vida, como si no tuvieras nada que perder, como si no te jugaras nada y al mismo tiempo haciendo que todo sea un juego. Hagámoslo lúdico. Si te atraigo y te gusto, trátame como si fuera la mujer más maravillosa del mundo. Si en un instante sientes amor o deseo, exprésalo, no te asustes y dale rienda suelta, solo mírame a los ojos y dime que me quieres, que yo no exigiré compromiso después. Quiero vivir el momento, este presente inmediato, y quiero que lo vivas conmigo. Riámonos, derrochemos caricias y besos, hagamos el amor como dos cuerpos hambrientos de placer, o con la mezcla de pasión y dulzura con que lo haríamos a la persona amada... Entrégate a mí al 100%, sin red, sin reservas, que yo haré lo mismo, como si ambos fuéramos dos náufragos perdidos en una isla desierta y no hubiera nadie más. Y quiero un pacto: tras el fin de semana, saldré de tu vida y no volveremos a vernos".
Él aceptó mi planteamiento, excitado y emocionado ante la idea de no tener que construir un personaje para gustar al otro. Nos encontramos en el aeropuerto y desde el minuto uno todo fluyó con magia. Tuvimos un fin de semana maravilloso, sin parar de charlar acerca de infinidad de temas, riendo en cada callejuela que la noche nos ponía delante, besándonos en cada portal múltiplo de siete, disfrutando al deshacer la cama pulcramente hecha, gozando el desayuno junto a la ventana viendo el mar,... Parecíamos dos chiquillos que han escapado de casa para vivir una aventura. Y la vivimos. Pero como todo lo bueno, el fin de semana llegó a su fin. El avión de vuelta aterrizó y nos dejó frente a frente intentando decirnos adiós.
—Ha sido el mejor fin de semana que he pasado en mucho tiempo —dijo rodeando mi cintura y acercándome a él—. Sabes que quiero volver a verte. ¿Querrás?
Me dirijo a la cocina sin pensarlo más, dispuesta a desentumecer un poco las piernas. Lo de estar sentada sin tenerlas cruzadas me cuesta horrores, y aunque las separo cuando me doy cuenta, a los cinco minutos ya he vuelto a las andadas. Con el humeante café ya en mano y sentada en el taburete, empiezo a trastear con el móvil. Reconozco que no sé estar sentada sin más, sin hacer nada, pensando tan solo, así que, tras revisar notificaciones variadas, decido asomarme a una de esas aplicaciones para conocer gente.
Estoy dada de alta en varias y, aunque tienen sus matices, al final son todas bastante similares. Estoy venga a pasar fotos de los diferentes candidatos que me ofrece la aplicación según el filtro elegido.
No.
No.
¡Hum! Tal vez...
No.
Ni de coña.
A ver... Amplío la foto un poco .... No.
No.
No.
¿Y este? Pincho el icono del perfil. Leo en diagonal los datos principales. Nada. Muy simple y muy bajito.
No.
¡Uf, por favor! Ni hablar. Menudo imbécil. Si es que a veces se sabe sin leer ni un dato.
No.
No.
No os podéis hacer idea de las fotos que la gente pone para, de algún modo, venderse. ¡Que es que son elegidas por ellos, eh! Que las han puesto voluntariamente y, digo yo (aunque a veces lo dudo) que han hecho un poco de selección previa, que se lo han tenido que pensar, vamos. Pero con un simple vistazo, e independientemente del aspecto físico, ya hay fotos que tienen el "no" por adelantado.
No.
No.
Nnn... ¡¡Espera!! A ver...
Miro las fotos restantes. No parecen falsas, aunque eso nunca lo sabes. Puede que no se trate de las fotos de un famoso, como hacen muchos, pero a veces, aunque reales, son de hace diez años o más. Pero... me gusta lo que veo de momento. Sonrío. Entro al perfil, a leer qué tiene que contar. No es muy extenso, pero no tiene faltas de ortografía y destila optimismo y vitalidad. Sonrío de nuevo. Este Just_Be —su nick en la aplicación— invita a dejarse llevar. Decido darle al "Sí", a ver qué pasa.
Termino mi café y vuelvo a la tarea. Quedan apenas un par de horas para salir de la oficina. No han pasado ni diez minutos cuando me llega el beep del móvil. Me asomo con curiosidad y compruebo encantada que he tenido un match con Just_Be y me ha enviado un mensaje.
Como ya tengo todo hecho, contesto a su mensaje y nos enfrascamos en un divertido y refrescante chat. Todo fluye natural. Me divierte y me excita. Me propone que nos conozcamos y, casi como un reto, sugiere que pasemos el fin de semana juntos, pero quedando en otra ciudad diferente a la nuestra. Me parece una idea sugerente que de pronto me conquista, y me encanta eso de dibujar un escenario en que ninguno de los dos sea el anfitrión. Me sorprendo a mí misma diciendo que sí pero también lanzo yo una propuesta por mi parte y le digo: "Encontrémonos en Barcelona. Y que no sea esta la típica cita. Libérate, no te midas, sé tu tú más real, actúa como si nos conociéramos de toda la vida, como si no tuvieras nada que perder, como si no te jugaras nada y al mismo tiempo haciendo que todo sea un juego. Hagámoslo lúdico. Si te atraigo y te gusto, trátame como si fuera la mujer más maravillosa del mundo. Si en un instante sientes amor o deseo, exprésalo, no te asustes y dale rienda suelta, solo mírame a los ojos y dime que me quieres, que yo no exigiré compromiso después. Quiero vivir el momento, este presente inmediato, y quiero que lo vivas conmigo. Riámonos, derrochemos caricias y besos, hagamos el amor como dos cuerpos hambrientos de placer, o con la mezcla de pasión y dulzura con que lo haríamos a la persona amada... Entrégate a mí al 100%, sin red, sin reservas, que yo haré lo mismo, como si ambos fuéramos dos náufragos perdidos en una isla desierta y no hubiera nadie más. Y quiero un pacto: tras el fin de semana, saldré de tu vida y no volveremos a vernos".
Barcelona by Nikola T |
—Ha sido el mejor fin de semana que he pasado en mucho tiempo —dijo rodeando mi cintura y acercándome a él—. Sabes que quiero volver a verte. ¿Querrás?
—Lo siento, —repliqué mordiéndome el labio y realimentando mi resolución mientras me separaba de él con suavidad—, no quiero sonar como una desagradecida, una arpía o una mujer sin corazón, pero buscaba justamente lo que he tenido. Algo perfecto, sin fisuras ni grietas. Momentos maravillosos que atesorar y revivir sin que el día a día los contamine.
Sonrió con cierta pena, pero no insistió. Era el primero que parecía entenderme. Le di un beso en los labios y me giré caminando hacia la parada de taxis, pensando internamente si no merecería la pena arriesgarse esta vez.