martes, 13 de octubre de 2009

Laugh Therapy

Un portazo, seguido de un grito animal. El silencio de la noche queda roto. El grito torna en lamento, hondo quejido desgarrador de almas. Se le escapa el color del rostro, ahora cerúleo y brillante en la oscuridad. Rostro de muerta. Paralizada, exánime, mira la puerta sin comprender, sin querer creer. Tiritando inicia un llanto quedo, inconsolable, llanto de niña. Su barbilla tiembla mientras el mar brota de sus ojos y resbala por su blanca piel. Está congelada, gélida, sin sentirse confortada al abrigo del edredón que la envuelve. No es capaz de reaccionar. Se ha roto en mil pedazos. Sólo llora y gime. No quiere consuelo, quiere llorar su dolor para superarlo. Parece anestesiada. El sol se detuvo. El mundo paró su giro planetario. Todo quedó en silencio, en tinieblas, sin estrellas, sin luna, sin arco iris, sin colores. Quedó suspendida en el vacío, sin caer, sin poder tampoco remontar el vuelo. Está sin brújula, desorientada. Agotada y exangüe se tumba en la cama. No puede pensar. Ya no brota llanto. No le quedan lágrimas, y sus ojos enrojecidos sólo ansían cerrarse. Y los cierra. Y se tiende sobre la cama. Y se deja llevar por ese cansancio infinito que le nubla los sentidos. Se sume en el sueño sin remedio, mientras su respiración se normaliza y las convulsiones de su cuerpo cesan. 


Duerme. Duerme, mi niña. Duerme, Princesa... Una mano invisible acaricia con  suavidad su cabello y sus sienes, y la calma. Y ella duerme, duerme y duerme.

Y muchas, muchas horas después... despierta. Y se siente sola y vacía, un tanto extraña, y a la vez, completamente relajada. Todo está oscuro. Siente la necesidad de respirar aire fresco, y de ver la luz. No quiere más negrura, ansía claridad. Liberando tras de sí el edredón se dirige al ventanal. Y corre las gruesas cortinas, y sube las persianas, y abre las ventanas una a una, de par en par. Y la luz inunda todo, y ve el claro día en el valle. Y se llena los pulmones con el aire de la mañana, tiritando un poco porque está desnuda. Pero su piel agradece los escalofríos y no se cubre con nada. Inhala y expele aire con fruición y ansia, y sus ojos, con las pestañas pegadas entre sí por tanto llanto, se deleitan en el paisaje, como viéndolo por vez primera. Alza la vista al cielo azul, y cierra los ojos sintiendo el sol mimar su piel. Y sus comisuras comienzan a dibujar una sonrisa. Es como un bálsamo. Siente relax y cosquillas. Siente la vida recorrer su cuerpo. Tiene ganas de reír de pronto. Sí, sí, síiiiiiii... Piensa que está loca, pero ríe, ríe, más alto, a carcajadas. Su boca abierta es una fiesta, baila y gira junto a la ventana, feliz y liberada, y su risa cantarina recorre el valle y trepa a las cimas cercanas resbalando imparable por las laderas al otro lado...





2 comentarios:

  1. Leer esto me ha sentado de maravilla. Es justo lo que necesitaba. Sentir que puedo liberarme, soltar esas carcajadas curadoras.

    ¡Me ha encantado! :)

    xxx

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  2. Para mí fue liberador escribirlo. Gracias por tu comentario :)

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