Tus ojos verdes me retan, burlones, y se ríen de mí, acercándose tiernos a mi boca cuando tus labios me besan. Pero es mi risa la que suena si tu cuerpo, delgado y fibroso, un tanto flaco, me atrapa en un abrazo a traición. Y al volverme, veo tu cabello rebelde y de punta, y rodeo tu cuello con mis brazos empinándome para besarte si no llevo tacones, o me refugio en ti, sintiéndome pequeña. Miro tus largos dedos, que dejan ver que te muerdes las uñas, mientras recorren mi piel. Tu risa franca y abierta, contagiosa, me hace cosquillas. Tu voz suave penetra por mis oídos cuando te acercas y me susurras, pero... ¿sabes?, a veces no te escucho, porque me transportas a otros mundos si siento tu cálido aliento tan cerca. Disfruto pasando mis dedos por tu cabello, tan corto y tan suave, es casi como acariciar a un peluche. Y esos ojos negros me intrigan, me invitan a asomarme al misterio de lo prohibido, mientras desvío los míos a tu boca de beso, sin poder razonar, deseando tan sólo callarla atrapándola con la mía. Y te pongo un dedo en los labios, y sacas la punta de tu lengua para saborearlo. Y las miles de terminaciones nerviosas de mi cuerpo sienten una maravillosa descarga. Adoro cuando en la noche despierto y te sé abrazado a mí, los dos en cucharita. O cuando, estás sentado en una silla, me acerco y me siento a horcajadas sobre a ti, mirándote, y juego con tu larga melena negra, dejando que mis dedos hagan tirabuzones, hasta que reparo en el azul nítido de tus ojos, y me zambullo, como el que se lanza de cabeza a las increíbles aguas de un lago perfecto, y me encuentro en el camino con la sorpresa de tu boca, de labios carnosos, que asciende a mi cuello para dibujar un corazón con esa lengua tan sabia. Como sabias son tus manos, de uñas cuidadas, cuando viajan por mi cuerpo buscando tesoros. Y sueño en la noche, llena de placer, porque alguien ha iniciado un juego amoroso... Mas, despierto y ¡oh!, veo que no sueño, que eres tú quien, bajo las sábanas, muestra sus ojos de gato, ora verdes, ora grises, y me besa en todas partes, y decido no soñar y vivirlo. Y conduzco feliz, escuchando música, viendo en mi mente cómo cantas, moviendo tu cabeza llena de cortos rizos negros, mientras yo bailo a tu alrededor llenando todo de burbujas de locura y estallidos de colores. Y tú, parado en el centro, recibes mi abrazo, y te llamo gordito mientras toco cariñosamente esos michelines extra. Y acaricio tu cabeza, casi rapada, deteniendo mi mano en las largas patillas que endurecen un poco tu rostro, dándote ese aspecto de niño malo que me encanta. Y caminamos de la mano, y te gusta subirte al bordillo de las aceras para ser más alto que yo, y pararte de pronto a regalarme un beso para probar a mirarme desde arriba.
Eres un puzzle, cambiante, caleidoscopio de personalidades...
Creo que debería tatuarme unas piezas de puzzle en alguna parte en la que me quede sitio...
ResponderEliminarOye, ¡es una idea! Aún no tengo claro qué puedo tatuarme si finalmente me decido a ello :-)
ResponderEliminar¡Qué genial la identificación entre el amante y el puzzle! :)
ResponderEliminar¡¡Un abrazo, Moona!!
El amante perfecto, ¿no? Un poquito de cada. Si lo encuentras, hazle un clon :)
ResponderEliminar¿Perfecto?... Pues, tal vez ;)
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