lunes, 23 de mayo de 2011

Blowing Out Candles

¡Hoy cambio de cifra! De momento sólo la última, afortunadamente. Aún me queda un tiempito hasta llegar a la versión 5. Me viene ahora a la mente el famoso 2.22 que, al menos en España aparece en Twitter en muchos timelines justamente a esa hora, las 2:22 am. En mi caso para esta ocasión, lo interpreto con el punto como signo de multiplicación, y entro en la edad 2x22 de lleno: ¡44 años! ¡Qué de ellos!... Han pasado 43 desde esta foto en la que aparezco con mi padre en una tarde de carreras en el Hipódromo de Madrid:
No he sido siempre "rubia platino" :P, y ya se ve de quién me viene
A saber qué pensaba mientras me llevaba el dedo a la boca, pero seguro que no en que años después la foto formaría parte de este post. Ahora me toca habituarme a esta nueva cifra par, y es que prefiero las cifras impares, que me suenan menos rotundas. Pero al menos mi nueva edad es capicúa, algo que me ha gustado y llamado la atención de siempre. En incontables ocasiones he ido conduciendo, dándole vueltas a algo en mi cabeza, a algún deseo que secretamente esperaba ver cumplido, y de pronto aparecía sin previo aviso un número mágico frente a mí, señal que para mí era inequívoca de que iba a salir bien aquello que bailaba en mi mente. Otras veces lanzaba al universo una pregunta específica sobre algo, y aunque atenta al tráfico, casi espiaba con el rabillo del ojo los coches que se me iban poniendo por delante, por los lados y por detrás, a ver si aparecía el esperado momento.

Aún recuerdo una vez en que circulaba por la M30 oeste en sentido sur con mi anterior coche, un Peugeot 205 de segunda mano. Fue mi primer coche, y lo compré poco después de sacarme el carnet. No quería uno nuevo, pues ya me veía llorando por las esquinas por haber hecho un rozón aquí y otro allá. No fue tan mala la experiencia sin embargo, y lo conservé bastante bien unos 10 años hasta el momento en que lo di de baja en favor de mi coche actual. Pero, a lo que iba... Hablando con el entonces dueño de mi Peugeot en el bar de La Latina donde él trabajaba, desgranaba una a una las características del vehículo: 65 caballos, 80 mil Km, todas las revisiones pasadas,... momento en que le pregunté —casi inocentemente por saber de qué año databa el carrito— cuál era la matrícula. Cuando de sus labios salió la cifra mágica 0220, pensé "¡mío!, ¡me lo quedo!". Y así fue. Hicimos los papeles en un par de días, y pasó a formar parte de mis posesiones. Y con tales cifras como matrícula circulaba yo aquel día, cuando ocurrió algo fortuito y casual que se mantiene en mi memoria como hecho curioso. Circulaba yo por el carril central, y casi cuando llegaba a la salida de San Pol de Mar, me adelantó un vehículo por la izquierda y se situó delante de mí. Su matrícula era también 0220, pero con otras letras, claro :P... Recuerdo que, o de pensamiento o tal vez en voz alta, le dije a mi coche "oye, ¡que tienes un primo tuyo delante!". Era casualidad, sí, y lo de ver otro coche con mi numeración me ocurriría más veces en el futuro, peeeeeeero aquel día, el hecho de que a los pocos minutos, antes de llegar a la altura del palacio Real, se me colara por detrás otro vehículo con los mismos números 0220 ya fue ¡mucha casualidad! Recuerdo que me dio la risa, y dada la poca velocidad a la que circulábamos por el atasco de la hora punta en torno a las 18:30, yo no hacía más que mirar cómplice a los conductores de izquierda y derecha, como alertándoles del fenómeno, con los ojos muy abiertos y transmitiéndoles con la mente un "¡mira!, ¿no lo ves?, ¡tres coches en línea con los mismos números!". Debieron pensar, "¡qué mosca le ha picado a esta loca!, ¿y por qué abre tanto los ojos?". Ni el de delante ni el de detrás de mí podían saber que íbamos los tres seguidos con los mismos números. Los únicos que podían darse cuenta eran los conductores de los carriles vecinos. Circulamos así unos metros y alguno de los tres rompió la línea que habíamos formado en algún momento. Se deshizo el hechizo, y a pesar de mi afán por los capicúas y del curioso evento, ni me tocó la lotería esa semana, ni me regalaron un viaje en el bote de ColaCao, ni me pasó nada memorable, pero fue un momento que no pude compartir más que con mi coche, quien como mucho, para demostrar su contento, lanzó algún vrrrrrrooooom de más.

Me pierdo en las anécdotas, y comencé el post con la única intención de ponerme unas velas y tarta virtuales, para soplarlas pensando un deseo. Así que, he aquí la tarta, a la que he decidido poner velas romanas, porque me hace gracia que ese "IVIV", visto al revés, sea justamente como me llamaban mis hermanas de pequeñas y como lo hacen ahora mis sobrinos. Y oigo sus vocecitas de niño... Vivi, piensa un deseo y sopla... Y me concentro cerrando los ojos, mientras ellos miran con sus caritas la tarta y mi cara alternativamente... Phhhhfff... ¡Sopladas! :)


No sospechaba yo, cuando empecé a escribir la entrada hace unos días, que hoy soplaré velas reales con mi familia, y visitantes inesperados desde Chile, porque tendré a mi hermana y mi sobrino el mayor aquí para esta ocasión... ♫ La vida te da sorpresas, ♪ sorpresas te da la vida ♫... Y ésta, en concreto, es todo un regalo :)

6 comentarios:

  1. Qué bonita la foto...
    si digo "Qué linda eras" me das una colleja ¿no?
    Bueno, disfruta tu edad capicúa como merece
    Un abrazo

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  2. ¡Cómo te voy a dar una colleja! Eso merece un beso como éste: MWAH!!! Mil gracias, Kike :)

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  3. Simplemente genial, me ha encantado. Y ya de pequeña eras guapísima¡¡¡

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  4. Muchas Felicidades guapísima!!!! :D lo de los coches en fila con la misma matrícula ha sido mortal jajajajaa

    unbeso!!

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  5. Mil gracias, Anónimo, a mí esa foto me encanta porque mi papi parece un actor de cine :)

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  6. Jajaja, Mª Jesús, te prometo que fue verídico. Yo creía posible que pasara algo, que una nave apareciera en el cielo y bajaran unos cuantos extraterrestres por lo menos, lol, pero nah, creo que tan sólo lo vivimos mi coche y yo :P

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