viernes, 15 de agosto de 2008

Mirrors & Mirrors

¿No es el verse y mirarse el uso principal de un espejo? Es cierto que también se usan para decoración (ampliar estancias o modificar la iluminación con juegos de espejo), para ver a los otros (si conduces un vehículo), para enfocar según qué zonas (en plan periscopio) y para comprobar si alguien muy muy muy quieto aún respira (ains, esto es un poco macabro, ok, pero es un uso más)... Y hay más usos, seguro, pero el principal sigue siendo el de mirarse. Y cuando uno se mira, lo normal es que no quiera morir de infarto por la impresión. ¡Joder...! que es que hay espejos duros, malvados y demasiado sinceros. Que ¿qué necesidad hay de verse lunares, pecas, arrugas, ojeras, blanco de los ojos turbio, puntos negros, etc... en un simple vistazo que echas al pulido elemento para colocarte un poco los pelos después de levantarte? Que te acercas, aún miope y confiado porque no estás despierto del todo, y casi botas, porque te ibas a retirar una legañita y ves que... ¡¡¡al espejo le han salido nuevas arrugas!!! Que es que ayer no estaban, oiga. Y tuyas no pueden ser, ¿no?, porque en el espejo de la tienda donde ayer compraste ese vestidito tan mono, tenías color miel, la piel tersa, te veías delgadísima, el color del vestido hacía juego con el verde de tus ojos y... no recuerdas haber visto ESAS ARRUGAS ni ese amenazador TREMENDO GRANO ROJO en la punta de la barbilla.

Joven delante del espejo (Picasso, 1932)
Si es que son muy listos los de las tiendas... Puro marketing. ¿Qué buscan el 99% de las mujeres cuando se prueban algo en una tienda? Claramente verse estupendas con la prenda que han elegido. Si los espejos fueran veraces y mostraran la cruda realidad, más de una, después de mirarse y contener un mal disimulado enfado por la sensación que le produce la imagen que le devuelve el espejo, se largaba despavorida de la tienda sin comprar nada y hasta ponía una denuncia por daños y perjuicios. Es más, alguna se atrincheraba en casa, dispuesta a no hacer sociedad por unos días, tan fuerte es la impresión recibida. Es mejor usar espejos "bondadosos", ubicados correctamente y acompañados de la luz adecuada a los fines de "verse guapo". Te ves "mono" y compras. Te ves hecho una facha, y te largas. Pero cuando te pruebas en casa lo que has comprado, ya no te ves igual de bien. Es casi como la Coca-Cola que te preparas en casa, con su hielo y hasta con su rodajita de limón, y no te sabe jamás tan rica como te sabe en el bar (para este misterio aún no tengo pista alguna).

Pero los peores espejos son los que yo llamo espejos clínicos. Esos que hay en los baños de los hospitales y dentistas, por ejemplo. Con esas luces tan blancas, tan frías, tan asquerosamente realistas en su afán por reproducir fielmente lo que ven. Que seguramente son igual que el resto, en cuanto a luz que absorben, perfección de su superficie, materiales usados en su fabricación y demás, pero esa luz de fluorescente blanco de mortuorio que les suele acompañar, hacen que te veas a veces hasta cadavérico, aunque vengas con el moreno recién conseguido a golpe de sol en la playa.

Si al final, los típicos espejos cóncavos y convexos de feria y parque de atracciones, esos que te hacen verte flaco y estirado o gordo y chaparrito, son los que mejor sabor de boca te dejan. Sales confiado y ufano, porque sabes que no eres así, que el gordito que te mira, o el deforme que se carcajea a tu costa no eres tú... es sólo un efecto óptico.

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