Dormir sola en mi cama gigante mientras te sueño y te disfruto en un mundo irreal, el único del que dispongo, porque en el real no existes, y como soy la directora del sueño, te imagino como quiero, y te hago sonreírme, besarme, acariciarme y volverme a besar, y paso de estar desmayada de placer entre las sábanas a estar en la oficina, haciendo un documento en Powerpoint que he de terminar urgentemente, pero me convocan a una reunión imprevista donde la cajera de la cantina habla sobre presupuestos, y me hallo en una tienda comprando algo para cenar, pero a la salida me espera un taxi y me lleva al aeropuerto, donde una azafata me recibe en su despacho y allí abro mi portátil y le explico el documento proyectándolo en la pista de aterrizaje, y ella, contenta, me guía por un pasillo con alfombra roja que desemboca en la cafetería del hotel, y el camarero que veo cada mañana me premia con un muffin inglés y un donut, y apareces en escena de nuevo, para comer la mitad de mi premio, y subir después a mi habitación a seguir besándome y alimentándote...
Dormir contigo... y jugar con mi respiración, mientras siento la tuya en mi cuello, para hacer resbalar tu mano, que reposa abandonada en mi cintura, y hacer que arribe a parajes más cálidos, arquearme y abandonarme al placer que me provocas, y tener la excusa para volverme y buscar traviesa tu boca, para beber de ella ávidamente hasta calmar mi sed, interrumpiendo tus sueños, viviendo los míos, y buscar aventuras bajo las sábanas, mientras las risas y los jadeos se pierden en la habitación...
Dormir en la misma cama que tú, cada uno en su mitad, aguantando tus ronquidos y ya desesperada de probar sin éxito el tsché, tschssé, a ver si te das cuenta y cambias de postura, decido moverte un poco, logrando como recompensa un lindo gruñido y un silencio "ronqueril" de sólo unos minutos, porque vuelves a la carga no más caes de nuevo en la profundidad del sueño, pero me pilla afanada en recuperar mi calor y estiro con fuerza del edredón que en tu maniobra de giro llevaste contigo, dejándome con el culo al aire, y la situación no tiene nada de romántica, porque me voy a resfriar y no estamos en una aventura de esas en que duermes al raso con el cielo estrellado como techo, pero ruedo amorosa hacia tu zona y me pego a ti, con mimo, para acurrucarme y calentar mis pies, y al abrazarte recupero el sueño...
Dormir temprano, porque nos entra el sueño enseguida y la tele es más de lo mismo, y nuestros ojos se cansan de leer a estas horas. Ir contigo hacia la habitación y entrar cada uno por su lado de la cama, y reunirnos de nuevo dentro, como hemos venido haciendo cada noche de los muchos años que llevamos juntos. Tú, durmiendo con doble almohada, porque si no, respiras mal; yo, con una bajita, para que la espalda no me duela. Juntos, al poco, en el centro de la cama, para darnos el beso de buenas noches y poder cada uno coger la mano del otro y acariciarla, sintiendo que está ahí y saber que todo está bien...
Qué bonito!
ResponderEliminar4 etapas!
Cada una... en su momento...
revalorizando las demás.
¡Gracias, Kike! Dormir siempre es un placer, pero está visto que con buena compañía siempre es mejor :)
ResponderEliminar