Al leer el otro día este post de Kike en Peor Para el Sol recordé una entrada que inicié en alguno de esos momentos en que te pones a pensar y te apetece plasmarlo por escrito, para desarrollarlo a posteriori, pero que por h o por b, nunca retomas. Cuando he ido al borrador de entradas no estaba. En algún instante de desidia, cansada de verla y sabiéndome reacia a continuarla, debí decidir retirarla de mi vista y la pasé por el triturador de ideas, y ahora me veo retomando el tema y empezando desde cero. No recuerdo ni cada palabra, ni cómo tenía estructurada la entrada, pero sí tengo en la mente la imagen que acompañaba el texto, para intentar explicar, con teoría de conjuntos, mi idea de la pareja.
En la vida de las personas hay determinadas áreas o facetas que necesitamos tener cubiertas en mayor o menor grado, para sentirnos desarrollados y alcanzar ese sueño llamado felicidad. No todos damos la misma importancia a los distintos apartados, aunque sí coincidimos la gran mayoría en los básicos, como amor, sexo o amistades, pero diferimos en otros, especialmente en todo lo que significa creencias (políticas, religiosas, filosóficas,...) o tiempo libre, donde los hobbies y aficiones pueden ser de lo más diverso y particular de cada uno y, aunque al principio te sumas interesado a todo lo que al otro le gusta y hasta llegas a descubrir nuevas aficiones que te eran ajenas, cuando se normaliza la situación y dejas de idealizar al otro, cuando eres más tú, tu tú verdadero, te decantas de verdad por las que te gustan.
Si pensamos en la persona como un conjunto de todos esos capítulos o secciones, podría ser algo como:
La persona que eliges de pareja normalmente cubre las facetas importantes, y muchas de las otras, pero no necesariamente todas, y al final, te relacionas con otros "conjuntos" para salir de cañas, hacer deporte, ir a clases de baile, salir al cine, viajar, conversar sobre lo humano y lo divino,...
- Cuantas más facetas cubra tu pareja, más rica será la relación, y si esos apartados están además enriquecidos en ambos casos por más personas, estarás feliz con más frecuencia y, de algún modo, "seguro" en caso de que se acabe la relación. Para mí es la mejor combinación, y para que funcione bien necesita sinceridad, confianza, respeto y ausencia total de celos (aunque esto le va bien a cualquier relación).
- Si una pareja tiene pocas intersecciones, la relación a la larga irá en declive. Si las zonas comunes son escasas y te complementas demasiado con lo que te aportan otros, o lo pequeña zona común no es importante para ti, será más fácil que alguno de esos otros termine enganchándote y se extinga la relación.
- Si las intersecciones son numerosas pero no hay otros humanos alrededor, será una relación, digamos, de círculos concéntricos, en la que habrá un alto grado de dependencia. Si esta relación se rompe por algún motivo, no sólo te sentirás solo, sino que realmente lo estarás.
- Si, aunque existiera al inicio, llega un momento en que no hay ni un punto en común, se tratará de parejas disjuntas. Si esto funciona, que me diga alguien cómo, aunque a veces la rutina nos hace seguir y seguir, sin dar el paso a romper, por cobardía y comodidad.
En fin… no todo es blanco o negro, hay infinitos matices,... somos mucho más complicados que unos círculos llenos de puntos, ¿verdad? Cada pareja es un universo único, y el hecho de que exista una sólida base de amistad, que es lo que más fácilmente prevalece, facilita todo. Sea cual sea tu caso, tener a alguien a tu lado puede ser maravilloso :)
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