jueves, 27 de enero de 2011

Doubts Walking A Tightrope

No ha hecho más que empezar el año y de nuevo en la incertidumbre. ¡Qué ganas tengo de un poco de estabilidad! Pero todo parece indicar que habré de buscar una margarita y empezar el ritual...
 


jueves, 20 de enero de 2011

Longing For A Kiss

Tenía calor, aburrimiento y ganas de hacer locuras. La tele era un rollo, y aunque tenía provisión de series, pelis, libros, música y juegos, le apetecía compañía. Hacía mucho que en su vida no había aventuras, de esas que cuentas a las amigas más íntimas entre risas y que las hacen tildarte de loca, de esas que te hacen ir a la cama con el guión para los sueños ya escrito, porque llenan tu mente todo el tiempo, de esas que te tienen con la sonrisa permanentemente dibujada, los ojos brillantes y los pies a escasos centímetros del suelo...

Tenía ansía de besar, de recorrer otro cuerpo humano con la boca, y de ser besada y acariciada, de sentirse morir de placer febrilmente, de estar al borde del desmayo en pleno éxtasis, de acurrucarse después o de acurrucar al otro, que tanto placer da una cosa como otra.

Pero las aventuras no surgen cuando tú quieres, no es de esas cosas que aparezcan por el mero hecho de chasquear los dedos o desearlas fervientemente apretando mucho las neuronas como conjugando un sortilegio. Decidió, no obstante, que necesitaba salir, tomar el aire, dar una vuelta, ver otras caras. La pereza no trae nada bueno, así que brincó del sofá de un salto, directa a la ducha. Se envolvió en el albornoz para secarse al tiempo que, parada ante el armario, pasaba sus ojos por las prendas intentando decidir. Pero no tuvo dudas. Eligió un vestido fresco y veraniego y un conjunto de ropa interior color berenjena. Se puso unas gotas de colonia de Té Verde aquí y allá, y como no le apetecía maquillarse en exceso, hidrató su piel, perfiló un poco sus ojos y finalizó dando un poco de brillo a sus labios ya en el ascensor.
 
 
Salió a la calle, y casi sin pensar, sus pasos la dirigieron a unas manzanas de distancia. Era una zona con varios restaurantes y bares, con un bulevar, animada a esas horas de la noche con los que aún no habían salido de vacaciones. Se sintió hambrienta y entró en un restaurante italiano. Pidió una copa de Merlot, mientras esperaba en la barra que se liberara una mesa. A su lado, dos mujeres y un hombre aguardaban también, mientras hablaban animadamente tomando unas cañas. Él era muy atractivo. No era de esos guapos como producidos en serie en una fábrica, perfectos pero sin gracia alguna, no. Era guapete sin pasarse, sonrisa encantadora, voz cálida y buen cuerpo. De ellas pudo ver que una era pelirroja y la otra morena. Mientras les conducían a la mesa y les veía alejarse, intentaba adivinar qué relación les unía. ¿Estaría saliendo con alguna de las dos? ¿Serían simplemente amigos? ¿Hermanos? Un minuto después fue ella la que era guiada a su mesa.
 

Casualidades de la vida, su ubicación estaba muy cerca de la del trío, y aunque no tanto como para escuchar de qué hablaban, sí veía perfectamente la cara de él y a ellas de espaldas. Lo dicho: attractive and cute. Sacudió la cabeza como para alejar ciertos pensamientos y desviar su mirada del grupo, e intentó concentrarse en la carta mientras degustaba su vino. Al poco llegó el camarero y ordenó provoleta, escalopines al Marsala y otra copa de Merlot. Yendo sola prefería optar por pedir el vino por copas más que por una botella que sabía no podría terminar. Paseó la vista por las otras mesas y decididamente el grupo más interesante era el trío, pero debía evitar estar pendiente, por educación, aunque la cosa no era fácil al estar sola y no tener nadie con quien conversar. Sacó el android del bolso, para entretenerse con el Angry Birds hasta el momento en que le trajeran su cena, que no se hizo esperar. Disfrutó de la comida, echando miraditas, ora al plato, ora al grupo, y alguna aislada al resto de la sala o al móvil, que permanecía mudo de mensajes, llamadas o chats imprevistos. Pasó de postre y pidió café. Resignada a volver a casa, pagó la cuenta, echó una última mirada al monín, cogió su bolso y decidió ir al baño antes de salir a la calle.

Había tomado tres copas de Merlot y notó al caminar que su mente estaba un tanto nublada. En el baño, abrió el grifo y refrescó sus muñecas bajo el agua fría. Secó sus manos y salió. No se había alejado aún ni dos pasos de la puerta cuando alguien la sujetó de la muñeca y la atrajo hacia sí. Lo siguiente que sintió fue un largo y dulce beso y una mano que la sostenía la barbilla. Abrió los ojos... La pelirroja estaba ante ella y le puso un dedo en los labios, mientras fruncía los suyos como en gesto de "ssshhhh, calla, no hables..." Se acercó más y le susurró al oído: "Déjame que te mime esta noche"... Y salieron juntas a desandar las manzanas que había hasta su cama.
 

lunes, 17 de enero de 2011

Atacama Desert

Por segunda vez en mi vida, mis ojos recorrieron los increíbles y hermosos paisajes lunares del desierto de Atacama, sus lagunas, sus volcanes (¿dije que me encanta el Licancabur?), su particular flora y fauna, disfruté de la hospitalidad de los atacameños de San Pedro y degusté sus comidas y bebidas.
 

Hay varias excursiones posibles para recorrer la zona, pero las que hice fueron las del Valle de la Luna, Salar de Atacama (que incluye los pueblitos de Toconao y Socaire, y las lagunas altiplánicas de Miscanti y Meñiques) y los Geisers del Tatio. Me dejé, ya por falta de tiempo y porque los cuerpos pedían pausa después de los madrugones y de los traqueteos en coche por esos caminos de cabras, las de las Termas de Puritama, Salar de Tara y Laguna Céjar, entre otras. Ya me ocurrió igual en el viaje anterior, y he vuelto a perderme un cachito de aquellos parajes, pero viajaba con un amigo que no había estado nunca, y preferí que viera lo más representativo. Vamos,... sólo sé que ¡ya tengo excusa para volver! :)

martes, 11 de enero de 2011

Unrequited Love

Recorría con sus ojos grises la botella de cerveza, ya vacía, como si nunca antes hubiera reparado en ella, absorto, ajeno a las miradas que despertaba. Sonaba Creep, de Radiohead, pero él no escuchaba la música. De alguna manera sus sentidos estaban anulados, y su cerebro, como si de un proyector se tratara, reproducía la escena una y otra vez en la gran pantalla de su mente. La escuchaba reír, y veía los rizos de su cabeza moverse, cayendo desordenadamente con las agitaciones que la risa causaba en su cuerpo. Era una risa fresca, sana, limpia, sincera, casi de niña. Ella, parando un segundo de reír, mirándole frente a frente, con los ojos brillantes y bailarines, le decía:
 
—No puedo evitarlo. Casi aún no me lo creo y no hago más que pellizcarme. Soy tan feliz. ¡Él me hace tan feliz!
 
Y acompañando esa frase, su mirada evocaba seguramente los ojos del otro, la cara del otro, sus manos, su boca... Y ese otro... no era él...

viernes, 7 de enero de 2011

Mi Buenos Aires Querido

Iniciar el año de vacaciones es una gozada y si, encima, estás viajando, más. El destino esta vez fue Buenos Aires. Se trataba de pasar sólo tres días y conseguir, en lo posible, que mi compañero de viaje conociera lo más representativo de la ciudad.

La primera tarde, ya dejados los trastos en el hotel, la dedicamos a pasear por Puerto Madero, repleta de jacarandás (aunque no los he visto tan repletos de flores malviazuladas como los recordaba), para tomar una Quilmes bien fría y disfrutar del río de la Plata. Terminamos cenando en uno de los numerosos restaurantes que desfilan por los diques. Me sorprendió ver que, casi vayas donde vayas, encuentras WiFi gratuita, a veces abierta del todo, a veces accesible preguntando la password al camarero.
 

El segundo día: recorrido desde la Plaza del Congreso hasta la comercial calle Florida, donde te cruzas con turistas y locales, caminando deprisa, mientras algunos te ofrecen cuero a buen precio, o el mejor sitio para cambiar moneda. De allí, cruzando la amplísima Avenida de 9 de Julio, llegamos hasta la bonita Avenida Alvear para alcanzar el barrio de La Recoleta. Fue en a la terraza que hay junto al antiquísimo y gigante árbol Gomero, donde pudimos calmar nuestra sed después de la caminata, y disfrutamos después de una jugosa carne a la parrilla.
 

Volvimos al hotel para refrescarnos antes de volver a escapar. Esta vez tocaba un espectáculo de tango. Hay mil sitios, de los más clásicos a los más modernos, pero optamos por el famosísimo Viejo Almacén.
 

El tercer día: city tour!. Subimos a un autobús de esos con techo abierto, para poder ir recorriendo la ciudad recibiendo las explicaciones y anécdotas de los sitios por los que íbamos pasando. Íbamos tomando las fotos que podíamos desde el bus, pero paramos en Caminito,

para ponernos a la sombra durante un rato, pues aquella mañana el sol picaba, y estando a techo descubierto en el bus necesitábamos que la sesera no se derritiera del todo. Volvimos a la zona del hotel, a comer de nuevo en Puerto Madero, y por la noche a cenar al barrio de Palermo Hollywood, a un restaurante de influencias asiáticas que hizo nuestras delicias.

Me ha encantado reencontrarme con Buenos Aires, y por supuesto con sus habitantes: divertidos, amables, conversadores... Adoro cómo hablan los argentinos y he sido muy consciente en este viaje de la innumerable cantidad de veces que los españoles usamos el verbo coger, palabra que no empleamos en el mismo sentido que ellos, lo cual me decidió a intentar sustituirla por sinónimos. ¡Difícil tarea! No porque no existan, sino porque estoy acostumbrada a hablar rápido, y el tener esa "prohibición" se me pasaba, y me daba cuenta siempre al instante, pero ya demasiado tarde. Me temo que en España somos grandes "cogedores", ya que para nosotros es normal: coger el avión, autobús, taxi o metro, coger el teléfono, coger un chiste, coger un artículo en un supermercado, coger un berrinche, coger un resfriado,... y muchos más "cogeres" que pueden verse en la definición que da la RAE (http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=coger), donde es la acepción 31ª la que recoge el significado que intentaba evitar.

Y de Argentina, tras la pausa de hoy en Santiago de Chile... ¡al desierto de Atacama!. Tengo ya lista la maleta, preparada con ropa para el frío de sus noches y ropa para el calor de sus mañanas y tardes. Madrugaré harto (como dicen por acá) para llegar con tiempo al aeropuerto, pero no sin desearos ¡Feliz Año 2011! :-)