lunes, 1 de octubre de 2012

Scatterbrain

Me viene a la mente una anécdota de hace mucho tiempo, que prueba una vez más lo despistada que era y, ¿para qué voy a disimular a estas alturas?, que sigo siendo. Es de la época en que salía con mi segundo novio, mi adorado Nino—, quien cumplió años este fin de semana. Tal vez ese haya sido el detonante del recuerdo. Yo debía tener por esa época unos 21 o 22 años. Él tenía un Ibiza blanco, y había quedado en recogerme en casa de mis padres a cierta hora. Yo ya estaba preparada, y esperaba en casa, mirando tras la ventana, a ver si aparecía o no. Cuando vi un coche blanco con techo solar y reconocí su matrícula, salí rauda hacia la puerta avisando en casa con un "¡Me voy!" y repartiendo besos de despedida. Corrí escaleras abajo, de dos en dos y de tres en tres, y salí del portal.

En la calle donde vivían mis padres, los coches aparcan en batería a ambos lados de la calle, con lo que, cuando yo salí, había varios coches delante y, a través de ellos, aparcado detrás en doble fila, vi un coche blanco. Sin pensarlo más, me colé toda chula entre dos coches y dirigí la mano a abrir la puerta del coche blanco aparcado sin prestar demasiada atención. Iba ya a tocar la manilla pero, justo antes de poder hacerlo, el coche se puso en marcha y salió. Me quedé a cuadros, con la mano tendida en el aire, con cara de puzzle y sin comprender, y avancé un par de pasos hasta el medio de la calle, mirando cómo se iba el coche y diciendo en alto "Pero ¡Ninoooo!, ¿estás tonto?, ¿dónde vas? ¡Da la vuelta!", haciendo gestos con la mano, segura de que estaba de guasa y de que tal vez me vería desde el espejo retrovisor. Pero no, el coche se alejaba y yo no entendía. Cuando comprendí que no podía hacer nada —en esa época no había móviles— y me tocaba esperar a que diera la vuelta a la manzana o qué sé yo, me giré a la derecha para entrar de nuevo al portal y... ¡vi a Nino! Estaba allí mismo, dentro de su coche, muerto de risa sobre el volante. Cuando fue capaz de parar de reír, me contó que mientras él esperaba tranquilamente aparcado, ahí mismo donde estaba y dando tiempo a que yo bajara, otro coche blanco se había puesto delante de él en doble fila, justamente segundos antes de que yo saliera del portal y diera tres zancadas, pretendiendo abrir la puerta del coche de un desconocido y colarme dentro. No sé si el tipo llegó a verme y justamente por eso salió pitando antes de permitir que una loquita entrara en su coche, o si ni siquiera se enteró, pero sin duda, su colaboración me regaló esta anécdota.


Laughing out loud

4 comentarios:

  1. jajajaja qué crack!
    Te imagino...esa escena es muy tú.
    Pero discrepo en una cosa... eres superorganizada... o te has vuelto con el tiempo, nada escapa a tu ojo... eres Visaurón! jajajaja
    Un abrazo linda, eres una crack, quienes te tenemos en nuestra vida estamos nos sentimos inmensamente afortunados de ello.

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    1. Organizada puede, pero soy muy despistada :)

      ¡Un abrazo!

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  2. Graciosa anécdota!!! Gracias por regalarme la risa de hoy.
    Un abrazo despistado pero sincero.

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    1. Si ha servido para que sonrías, me doy por satisfecha.

      ¡Un beso!

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