martes, 25 de diciembre de 2012

Feeling Young

Acababa de zafarse de continuar la juerga con sus compañeros tras el evento navideño de su empresa. No le apetecía seguir bebiendo ni tanto barullo. Se le pasó de pronto por la mente la idea de ver a Hugo, su mejor amigo, y sin pensarlo más, marcó su teléfono y quedó en pasarse por su casa.
 
Cuando llegó, él le abrió la puerta con el móvil pegado a la oreja y un dedo en los labios pidiendo silencio, y le hizo señas de que pasara y se pusiera cómoda, que en nada estaba con ella. Se conocían tan bien, que no eran necesarios entre ellos los típicos formalismos cuando alguien viene a tu casa. Mientras él se metía en la habitación a terminar su conversación, ella dejó su bolso sobre la mesa y se quitó el abrigo, dejando al descubierto sus hombros. Solía vestir siempre muy informal y cómoda, pero aquel día, el cóctel en el hotel de lujo había hecho que se arreglara un poco más, y se había puesto un top anudado al cuello, que mostraba gran parte de sus espalda y un generoso escote, que él apenas vislumbró. Se fue directa al salón y se sentó cómodamente en el sofá, a juguetear con el móvil. Estaba algo destemplada, y agarró la manta del sofá, cubriéndose con ella. Al ratito él asomó, deshaciéndose en disculpas, y le tendió una mano para que se levantara y poder envolverla en un abrazo y recibirla como se merecía. Al hacerlo, la manta resbaló. Cuando él vio sus hombros al desnudo, descolgó la mandíbula  sin poder evitarlo. La atrajo hacia sí, y le hizo darse la vuelta para admirarla. Recorrió su espalda a besos, sus hombros, el nacimiento de sus pechos... Ella estaba encantada de ver esa reacción en él, y aunque un tanto cohibida al principio, se dejó llevar por el deseo. Dejó que él la desnudara con hábiles movimientos, y le entregó su cuerpo sin reservas. Gozó  sintiendo sus cálidas manos, acariciando su piel, tomando sus pequeños pero firmes pechos en sus manos, sujetando sus caderas. Se deleitó saboreando sus labios y su lengua, y dándoles permiso para que exploraran su cuerpo. Cerraba los ojos, y se sentía transportada al paraíso; los abría, y ahí estaba él, admirando su cuerpo con deseo.

Beautiful Back
Pasó allí el resto de la noche, disfrutando de la complicidad que existía entre ellos. Cuando las primeras luces entraron en la habitación, abrió los ojos y lo vio dormido a su lado, con una sonrisa. Apartó con cuidado la mano que reposaba en su vientre plano y le dio un beso dulce en los labios. Se escabulló sigilosa fuera de la cama, se vistió en silencio y se fue de puntillas sin hacer ruido.

Cuando él despertó, encontró una nota en la almohada que decía:

—Volver a sentirse joven y deseable es maravilloso. Gracias por el regalo, gracias por llevarme de viaje hasta los treinta.

Sabía que, a sus más de cincuenta años, despertar el deseo en alguien tan joven como Hugo, que estrenaba la treintena, es un regalo que el Universo te brinda, y no era algo que pudiera poner sobre la repisa de la chimenea para admirarlo. Era un regalo a atesorar en un mágico cofre lleno de sensaciones que llevaría impresas en su piel, con la mirada de él grabada a fuego en su retina cada vez que, en plena pasión, ella abría los ojos y se encontraba con los suyos, llenos de un deseo y admiración impagables.
 

6 comentarios:

  1. mmmm me gustó más la primera versión
    Un relato muy chulo.
    Un abrazo inmenso

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    1. Lol! La primera versión no eran sino notas para armar la historia. No estaba completa :)

      Un beso

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    1. Jajaja! Me alegro de que así sea, pequeñaja.

      Achuchón sezy de vuelta, y un saco de besos :)

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  3. Me ha gustado mucho el relato :)

    te mando montones de besos y abrazos!! :)

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    1. ¡Y montones de vuelta para ti, crazy girl! Me alegro de que te gustara :)

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