miércoles, 6 de junio de 2012

Ask The Universe For It (Part I)

Ramón cierra la puerta de su casa y baja en ascensor hasta el garaje. Se dirige al gimnasio, como cada mañana antes de ir a la oficina. Pone en marcha el coche y sale a la calle. Ya es casi verano, pero a esas horas el aire acondicionado no es necesario, y disfruta del frescor de la mañana con las ventanas abiertas durante el corto trayecto. Aparca muy cerca del gimnasio y camina con paso ágil hasta la entrada. Solo cuando está ante la puerta descubre que está cerrado. ¿Cerrado? Le choca y por un momento se para a pensar, pero no, no es festivo y tampoco hay aviso en la puerta explicando el motivo del cierre. Aplasta la nariz contra el cristal e intenta atisbar y descubrir si hay alguien dentro. No se ve ninguna luz. ¡Qué extraño! De hecho, ahora que lo piensa, no es lo único extraño. Se da cuenta de pronto, de que no ha visto a nadie en todo el trayecto, no se ha cruzado con un solo peatón, ni con ningún coche. Haciendo memoria le parece incluso recordar que vio cerrado el kiosco de periódicos, el bar de Luis donde a veces desayuna, la panadería,... Un escalofrío le recorre por todo el cuerpo e inquieto, entra en el coche. Pone la radio. Nada. No consigue sintonizar ninguna emisora. Aunque es aún temprano llama por teléfono a sus padres. Nadie responde. Repite la operación con su mejor amiga, llama a su trabajo, al 010, al 112... Ninguna respuesta. Se pasa las manos por el cabello, nervioso. Duda de su móvil y comprueba que funciona lanzando una llamada a su otro móvil que, en efecto, suena. Vuelve a casa, necesita encontrar a alguien y acceder a su portátil para sondear Internet. Cuando llega ve que el conserje no está en su garita, llama a las puertas de sus vecinos y nadie abre... Entra a las páginas de los principales periódicos o agencias de información y aunque hay Internet, no encuentra ninguna noticia procedente de ninguna parte del mundo desde hace ocho horas, ni actividad en Twitter, Facebook y demás redes sociales. Las televisiones y radios permanen mudas. Un sudor frío empieza a recorrer su cuerpo. Decide ir a casa de sus padres, que viven a un par de manzanas. Ya allí, abre la puerta con pánico, temiendo lo peor, pero la casa está vacía. Todo está como hace un par de días cuando comió con ellos, con la excepción de sus padres, de los que no hay ningún rastro. No hay notas, ni mensajes en el contestador, ni cartas en el buzón. Nada. No hay nadie, está solo en la ciudad, tal vez en el mundo, piensa. La ciudad está en completo silencio. Él es el único productor de sonidos.

Se siente aterrorizado e impotente. ¿De verdad está solo en el mundo? ¿Dónde está el resto de la gente? ¿Estará muerto tal vez? No cree estar soñando, y se pellizca por si ello le ayuda a salir de este sinsentido. Tiene la ciudad a su merced, el mundo a sus pies, pero está solo. Vienen a su mente escenas de películas con trama similar, y eso, lejos de tranquilizarle, le asusta más si cabe. Se toca la perilla, nervioso, meditando acerca de cómo averiguar si hay alguien más ahí fuera. ¿Cómo saberlo? ¿No hay un foro de usuarios para estos casos? Empieza a rayarse y prueba de ello es que por su cabeza no pasan más que ideas peregrinas y absurdas. Baja de nuevo al coche y sale a recorrer las calles. La ciudad es el mudo testigo de su agitación. La sensación de recorrer el Paseo de la Castellana vacío y poder ignorar las luces rojas de los semáforos, lejos de motivarle, le está poniendo más nervioso. Le viene a la mente lo que dice siempre su amiga Lara: "cuando te sientas agobiado, párate, adopta la postura de meditación, túmbate o simplemente siéntate tranquilo en algún sitio, cierra los ojos y vacía tu mente de todo pensamiento, concéntrate tan solo en respirar, visualiza el aire que llena tus pulmones y expélelo lentamente". Piensa que, realmente, no tiene nada mejor que hacer, está bloqueado y tal vez le venga bien serenarse un poco para pensar con claridad en su situación.

Ommmmm!...
Según pasa por la plaza de Neptuno, no duda un solo instante y aparca el coche junto a la fuente, como si lo hiciera a diario. Al fin y al cabo ése es un sitio tan bueno como cualquier otro, y el sonido del agua le ayudará a relajarse. Sale, se descalza y se sienta en el césped. Adopta la postura de loto y cierra los ojos. Intenta ralentizar su respiración, concentrándose en ella, dejando que el sonido del agua lo calme. Intenta bloquear todas las confusas ideas que pugnan por salir, pero le cuesta. Se siente tenso y un tanto ridículo allí sentado. Su mundo se ha desplomado y ¡él medita! Deshace la postura, incómodo, y se tiende en la hierba. Está fresca a esas horas. Con los ojos cerrados intenta ir relajando cada parte de su cuerpo, desde los pies a la cabeza. Está entrando en una especie de duermevela, y la desazón anterior empieza a desvanecerse lentamente. Sin saber aún qué hará y qué será de él, piensa semiconsciente que esto no tiene sentido, que algo debe estar ocurriendo en el Universo... "¡El Universo!", —dice en voz alta—. Abre los ojos y se incorpora casi de un brinco. "¡Claro! ¡Eso es! ¡El Universo!" Le viene a la mente la "charla" que tuvo con el Universo la noche anterior. Es algo que hace con frecuencia, especialmente cuando necesita ordenar sus pensamientos y repasar cómo está cada parcela de su vida: la familia, los amigos, el trabajo, la salud... Habla mentalmente con el Universo, o al menos él lo percibe así, e interpreta las respuestas que recibe de él. No habla con un Dios o un ser superior en concreto, no. Habla con algo o alguien que no tiene nombre. Se imagina sus pensamientos atravesando el polvo cósmico y la materia oscura, pasando junto a las estrellas y meteoritos, esquivando agujeros negros y llegando a su destino. Anoche fue una de esas noches en que necesitó ordenar sus ideas y hablar. Llevaba ya mucho tiempo sintiéndose solo. Veía que pasaban los meses y que los pocos intentos de tener una compañera a su lado habían ido fracasando uno tras otro estrepitosamente. Se lamía las heridas, propias y ajenas, y siempre terminaban curando. Al poco tiempo estaba listo y lo intentaba de nuevo, sin dejar que el desaliento hiciera mella en él. Pero tras tan largo tiempo, estaba harto de su situación, agotado, cansado de esperar un cambio de suerte. Por ello había "comunicado" con el Universo, pidiendo a gritos socorro. Recuerda ahora haber pedido ayuda, una señal, algo, y haber dicho en su muda conversación de anoche que, encontrar pareja, le estaba resultando más difícil que buscar una aguja en un pajar, y que, ¡si al menos el pajar estuviera vacío de paja, podría encontrar la aguja con algo más de acierto! Piensa ahora que tal vez se está volviendo majara, pero no encuentra otra explicación. O él ha causado esta situación a raíz de lo de anoche o ¿dónde está la cámara? "¡No puede ser nada más! —piensa convencido—. El Universo me ha respondido y me está brindando la ayuda solicitada, ¡ha vaciado el mundo de para que yo encuentre mi aguja!".

Continuará...

(Puedes leer el resto aquí)


8 comentarios:

  1. A ver cómo lo acabas ;)
    ¿Encontrará su aguja?
    Seguro que si...
    Un abrazo enorme

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    1. ¡Jajaja! Ya tiene final, pero era muy largo para un post y decidí partirlo. No publico nunca una primera parte sin saber si seré capaz de desarrollarla del todo :)

      ¡Un beso!

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  2. Magnífico Moona!! Recordando historias similares, con el agobio inicial que de pronto has conseguido relajar haciendo que también escuche el ruido del agua...
    Espero la continuación.
    Un abrazo.

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    1. Todo nació de un sueño que tuve y que medio recordaba al día siguiente, pero no al completo, lo que me tuvo varios días atascada sin saber qué hacer con mi protagonista más solo que la una en el mundo. Afortunadamente me vino al menos una idea válida y en breve publicaré el resto :)

      Gracias por la visita, preciosa. ¡Un beso!

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  3. Seguire esperando que en medio de este pajar de locos que es el mundo, alguien por fin encuentre su aguja...

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    1. Yo espero que así sea :)

      ¡Gracias por la visita, Bixito!

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  4. Quiero ya la segunda, así que ponte las pilas, mona.

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    1. ¡Jajaja! La segunda parte ya está escrita, querid@ Anónimo, a falta de buscarle alguna foto adecuada. Esta semana cae, seguro :)

      ¡Un abrazo!

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