viernes, 5 de septiembre de 2014

Addicted


Llevaba muy poco tiempo sin fumar, y aún no podía quitárselo de la cabeza con facilidad. Antes o después, algo desencadenaba en su mente el recuerdo del cigarrillo: el café de la mañana, el momento de la cervecita en el aperitivo, o los momentos de presión en la oficina. Cuando eso ocurría, tenía que hacer grandes esfuerzos por pensar en otra cosa, llenar su cabeza con algo que no implicara humo. Sabía, todo ex-fumador lo sabe, que estaba siendo tentada por "la bicha", como ella decía. Sabía que si lograba ignorarla y se controlaba, ese breve momento de ansiedad se reduciría paulatinamente y desaparecería. La verdad es que lo estaba llevando bastante bien. Al principio, con la fuerza que te da intentar algo por primera vez y los ánimos de los que te quieren, se le hizo más sencillo. Pasadas unas semanas, aunque paradójicamente debería ser más fácil al estar más desenganchada de la dependencia física y al estar motivada por haber acumulado todos esos días, se le presentaba con mayor insistencia la tentación, como un eco que se repite una y otra vez antes de que salgas de su radio de alcance y te alejes para siempre. Cuando la bicha acechaba, pasaban por su mente mil y una razones que apoyaban la idea de que, total, nada pasaba por dar una sola caladita o por fumar solo un cigarrillo. Eso no mermaría su firme decisión de dejarlo, se decía a sí misma intentando creerlo así.
 
Sonia piensa en todo ello mientras batalla con las increíbles ganas de fumar que siente en este instante. Sentada en la terraza de un bar, la brisa del mar lleva hasta su nariz el olor del cigarrillo que, dos mesas más allá, otra mujer fuma con evidente placer. La observa mientras ella se refresca con un mojito, lo cual tal vez no ha sido lo más inteligente para luchar contra las ganas de fumar. Acaso un vino blanco habría servido mejor. No quita los ojos del cigarrillo de la mujer. Observa hipnotizada cómo lo lleva a su boca, frunce los labios dando una calada profunda, y libera lentamente el humo, que asciende directo al cielo en pequeñas volutas. Como en un segundo plano, una idea empieza a tomar forma y abrirse paso en su mente, mientras el cerebro que ocupa su primer plano hace la vista gorda, aparentando interés en las gaviotas y en el mar. Impulsada por la idea que acapara su mente, se levanta para dirigirse a la fumadora de la terraza dispuesta a pedirle un cigarrillo.
 
The lovely Audrey Hepburn
 
Un paso. Su vista fija en la elegante mano que sostiene el humeante tesoro. Otro paso. Sus fosas nasales aletean, nerviosas. Un paso más. La bicha sonríe por dentro, acariciando con antelación ese pequeño instante de triunfo. Le separan de la meta apenas unos metros. Otro paso. Su campo de visión, reducido, no ve otra cosa que a su presa. Avanza de nuevo su pie derecho. Sus labios, entreabiertos, anticipan el momento. Siente un golpe por la derecha cuando da el siguiente paso. Se ha tropezado con alguien. Se gira, para entender qué es lo que retrasa su momento. Es una boca. Solo ve una boca. No piensa más. Se deja llevar por un impulso desconocido, sedienta. Une su boca a esos labios. Necesita beber lo que tengan que ofrecer.
 
Hace ya tres años de aquel encuentro. Consiguió vencer a la bicha y sigue sin fumar. Su adicción es diferente ahora. Se llama Irene. 
 

2 comentarios:

  1. Supongo que ésa "bicha" es lo que siente todo exfumador en los inicios de su desenganche e incluso años después ante algún momento duro. Tiene que ser difícil, yo lo puedo imaginar, no lo sé. Nunca fumé.
    Pero me gusta cómo lo has descrito, eres una maga describiendo momentos, admiro tu capacidad de armar un relato de un instante cotidiano. Y el final...como siempre, me gusta mucho!!
    Un abrazo de septiembre cálido.

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    1. Yo tengo que tener a la bicha a raya, que usa sus malas artes para encandilar a alguna de "mis ellas" (los que dicen que los géminis tienen doble personalidad, se equivocan, que aquí hay unas cuantas; yo las llamo "mis ellas") y me la lían. A ver si esta vez es la buena, haya besos cerca o no :)

      Como siempre, mil gracias por asomarte. Te ganas un espacio de honor en este blog, por visitarme y animarme siempre con tus comentarios, Tegala. ¡Linda! :*

      Abrazo libre de humos :)

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