Salió a la terraza a contemplar la noche y dejar que el frío reactivara su mente. La música escapaba del cálido salón y parecía llenar la noche de esperanza, dándole un toque mágico. Sintió una necesidad de estirar todo su cuerpo, de intentar tocar las estrellas que poblaban el cielo con la punta de los dedos, de dibujar trazos uniéndolas aquí y allá como si fueran los puntos de un dibujo escondido. De puntillas, alzó los brazos y levantó la vista hacia la Luna, que avanzaba en su tarea de mostrarse como un apetitoso pastel de queso. Cerrando los ojos estiró su cuerpo todo lo que pudo. Mantenía la postura por unos segundos cuando el frío que ya empezaba a sentir fue retado a duelo por TUS brazos que la envolvieron desde atrás. Venciste al frío y ella se dejó abrigar, se abandonó al confort y la seguridad de saberse amada. Relajó su cuerpo en ese especial abrigo y se giró lentamente, aún con los ojos cerrados. Cuando su corazón se ajustó a la partitura tribal que el TUYO interpretaba, abrió los ojos, y recibió los besos que TUS labios dibujaron, sobre MI cuello, MI cara, MI boca. TUS labios. TUS besos. TÚ.
Qué preciosura :)
ResponderEliminarMuy dulce, me encanta
Un abrazo tesoro
¡Tú sí que eres precioso! Eso son ánimos y lo demás es tontera. ¡Gracias, solete!
ResponderEliminar¡Besos! :)