Caminas por la playa, sin prisa, paseando... Sientes a cada paso el tacto de la arena, fresca a esas horas cuando el sol apenas empieza a saludar y dar los buenos días. No desvías el rumbo aunque el agua te alcance. Disfrutas de ello, y dejas que el líquido salado lama tus pies y juegue a pillarte y a alcanzar tus piernas. Aprietas el paso porque sí, porque sientes la necesidad de ponerte una meta y llegar a las rocas antes de que el velero que divisas cruce tu vertical con la boya, pasando de ese casi trote al galope, sintiendo la melena revuelta a cada zancada. Te crees gacela, y pantera, y jaguar, y saltas y brincas de contento junto a las rocas porque ganaste al barquito. Te desplomas en la arena, exhausta por el esfuerzo, acalorada, y decides concederte como premio un baño, aunque no lleves toalla, ni bikini, ni nada adecuado. Dejas las chalitas y el vestido de tirantes en la arena, y vas al encuentro del agua, quien ya esparcía rumores entre los peces de que te había asustado, pues te alejaste de ella en tu competitiva carrera. Pero te recibe plena, y te mece cuando te tumbas boca arriba sobre la superficie, flotando sin apenas moverte, mirando de reojo al sol y haciéndole un guiño sólo por estar ahí. Y te sientas en la desierta playa tras el baño, aún cerquita del agua, para que sepa que ya eres parte de ella, porque su sal impregna tu piel. Sentada como estás, abrazas tus piernas, sin dejar de mirar el horizonte, y te sientes en paz contigo y con todo. Las gaviotas (¿o son gorriones?) te sacan de tu ensimismamiento y emprendes el regreso a la realidad de no estar en la playa...
¡Feliz Semana Santa!
Leer cosas así me reconcilia un poco con el mundo Moona; yo no se hacerlo.
ResponderEliminarNormalmente comienzo a escribir de buen humor, pero las cosas se tuercen a la segunda frase y la cosa acaba en algo que está entre el enfado y el humor ácido.
Leerte supone una brisa fresca en mi cara. Permite que me lleve unas bocanadas.
Secundino, ante todo gracias por tu comentario. Me doy por satisfecha si esas palabras te hicieron llegar algo de la brisa fresca de ese mar. Respira hondo, amigo :)
ResponderEliminarque bonitoooooooooo!!!!!!! lo he leído justo cuando termina la semana santa jajajaja, muy chulo! que poco dura lo bueno!
ResponderEliminarunbeso!
Lo bueno se desvanece a la velocidad del rayo, lo cual hace acaso que sea más apreciado. Mi Semana Santa ha sido muy tranquila, y sin mar a mi vera. Tuve que escapar con la mente :)
ResponderEliminarTe tengo que llevar a mi tierra y enseñarte uno de los paraísos del Norte
ResponderEliminarUn abrazo enorme
Galicia es un paraíso para los sentidos. Si encima voy de la mano de un gallego que haga de cicerone, Kike, el éxito está garantizado :)
ResponderEliminarBesos!