Un día conoces a alguien y... te enamoras. O eso sientes al principio, cuando precisamente no pones en marcha el cerebro más que para soñar un poco. Te sientes feliz, motivada, flotas y no piensas, solo lo vives, no te planteas nada ni te autoanalizas para obtener un resultado que te dé una medida de cuál es la magnitud de tal enamoramiento. No. Eso vendrá, de algún modo, algo después. Al principio, los tres "doctores" Dr. Corazón, Dr. Cuerpo y Dr. Mente, van cada uno a su bola. Cualquiera de los tres es el que al inicio se queda prendado y se muestra entusiasmado con el nuevo sujeto que lo atrae, y de algún modo se las arregla para soliviantar a los otros dos, que, gustosos de novedades, se dejan llevar y disfrutan de la aventura. Lo malo es que esta situación idílica, antes o después, se pone en peligro, y es justo cuando alguno de los peculiares doctores pronuncia la temida frase: "Chicos, tenemos que hablar". Convoca una reunión y es el principio del fin. Salvo que los tres estén igualmente motivados por el sujeto, la relación tiene muchas probabilidades de no funcionar del todo, por mucho que tras debatir y considerar pros y contras salga el resultado de "sigamos adelante con ello". A menos que los tres lo sientan así, es fácil que a la larga haga aguas por alguno de los flancos, o que se produzca la temida situación de conformidad, en que, tal vez cansado de seguir buscando, te tiente el dejarte llevar por una cómoda rutina, que no te tiene maravillado pero es mejor que la soledad.
Dr. Body, Dr. Heart & Dr. Brain |
Y en tu caso, ¿quién suele llevar la voz cantante? ¿Quién de los tres es más ligón? ¿Quién el más exigente? J
Las relaciones humanas son tan complicadas...
ResponderEliminarCierto, lo son, y poner a esos tres de acuerdo no siempre es fácil, pero también creo que añadimos complicaciones extra nosotros mismos :)
EliminarGracias por pasar por aquí. ¡Un beso!
Muy bueno :)
ResponderEliminarMe alegro de que te gustara, Kike.
Eliminar¡Un beso! :)